Por lo general, los asuntos demasiado técnicos que se refieren a leyes, contabilidad, administración y mercadotecnia es mejor dejarlos en manos de expertos externos.
¿Para qué molestarse usted mismo de estas tareas? Encárguelas a proveedores de servicios profesionales; ellos pueden resolverlas más rápido y de manera más efectiva (y económica) que lo que usted haría. Además, sus habilidades y energías deben concentrarse en desarrollar nuevas áreas de oportunidad para su compañía.
Considere que abogados, contadores, administradores y consultores cuentan con conocimientos especializados sobre nichos determinados que usted no podrías –y no debería– abordar, ya sea personalmente o por medio de un miembro de su empresa. Si deja estos asuntos en manos de los expertos, asegurará el crecimiento de su empresa.
Generalmente, vale la pena consultar a un especialista antes de tomar cualquier decisión empresarial ya que necesita de la opinión y asesoría de un experto antes de tomar una decisión que pueda tener implicaciones contables, financieras, fiscales y/o legales.
En lo que se refiere a asuntos especializados, dirigido a nichos particulares, la contratación de un experto con conocimientos precisos y experiencia tiene mucho más sentido.
Contratar un consultor es diferente en comparación a adquirir servicios mediante outsourcing o sumar cualquier otro miembro a su equipo de trabajo. Para empezar, la diferencia en costos puede significar varios miles de pesos. El trabajo del consultor externo es ofrecer una solución a la medida del problema de su negocio